Una pistola, una carga completa, un corte sobre la ceja, una selva tropical, y un irresistible deseo de explorar. De comer y de ser comido.
Así se siente un poco la caída libre a la libertad de los medios informáticos; opiniones al aire, la estupidez y genialidad, todo como un charquicán. Plato finísimo por cierto.
Y el primer post será eso, una comunicación desde lo mas hondo, llena de la torpeza del primer paso del sedentario y holgazán espíritu, y de la energía casi gutural por liberarse.
Saltar. No pensar, no calcular, no frenar, no reflexionar. Solo Saltar.
15 de enero de 2007
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